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Paseo en Búbal y comida en Jaca con la Hasselblad - Comparando las Kodak Ektar 100 y Portra 160

Justo el día en que la marca sueca de cámaras fotográficas Hasselblad decidía presentar su cuca X1D (enésima cámara en cuyo nombre aparece una combinación de estas letras y número), decidí que a la salida de Fotógraf@s en Zaragoza al pantano de Búbal, con comida tradicional a base de migas y ternasco en Jaca, me iba a llevar mi Hasselblad 503CX. Me llevé los tres objetivos, y los tres los usé; todos firmados por Carl Zeiss, el Distagon 50/4, el Planar 80/2,8 T y el Sonnar 150/4. Junto con mis dos tubitos de extensión por si convenía acercarse a algún motivo. Y así fue.

Primero y antes que nada, os presentaré a los presuntos implicados de esta historia. Los aficionados a la fotografía de FeZ.

Me llevé película de dos tipos... tres en realidad. Por un lado la Kodak Ektar 100, película negativa en color que ofrece un saturación aumentada de los colores y se ve más apropiada para el uso en paisajes. Dos carretes, 24 exposiciones en total, fueron los que usé en primer lugar de este tipo de película. Recientemente había escuchado a Matt Day hablar maravillas de esta película (en inglés) en las condiciones en las que íbamos. Paisajes a horas "inconvenientes", cuando el sol ya está alto sobre el horizonte, la luz es dura, y encima es verano con sus calimas que dan un tono azulado a todo por la dispersión de la luz.

Todos los revelados realizados por Carmencita Film Lab en tamaño XL, es decir unos 25 megapíxeles. Han empezado a ofrecer un revelado XXL que creo que permitirá obtener archivos de entre 40 y 50 megapíxeles a partir de los negativos de formato medio. De momento no necesito tanto.

Lo cierto es que sin que la sensación sea negativa, los resultados producidos por la Ektar me causan cierta desazón. No son del todo positivos. Probé también alguna fotografía de aproximación... para ver que tal.

Las sombras se salvan por poco. Esta película tiene una dinámica, una latitud de exposición, más limitada que otros negativos en color. He decir que en el 90% de los casos medí la luz por estimación... es decir, día soleado con una película de 100 ISO es igual a una exposición de f/16 y 1/125 s. En realidad, la mayor parte de las fotografísa están tomadas a f/8 y 1/500 s, una solución similar, con algunas a f/11 y 250 s si precisaba más profundidad de campo. No es posible usar f/5,6 o menores, puesto que la velocidad de obturación máxima del obturador central de los objetivos Carl Zeiss es de 1/500 s. Salvo en algún caso que estimé la exposición para las sombras, multiplicando por 2 o por 4 la exposición.

Cuando terminé los dos carretes Ektar, pasé a la Kodak Portra 160, una película de uso más general y que se lleva muy bien con los retratos. Pero sigamos con los paisajes y las fotografías de aproximación.

Con una dinámica más amplia y un menor contraste, me siento mucho más cómodo con esta película en estas circunstancias de toma. Supongo que en un amanecer o un atardecer, con los tonos cálidos del alba o el ocaso, y un contraste más ajustado, la Ektar 100 funcionará mejor. Pero en las horas centrales del día, definitivamente, esta Portra 160 es de elección para mi gusto.

Pero las Portra, tanto las 160 como las 400, fueron inventadas en un principio para retratos, aunque ahora se hayan convertido en su evolución en unas películas todo terreno. Hice algunos retratos. La mayoría en interior. Y ahí, estas películas son excelentes. Cuando terminé con las 24 exposición de los dos carretes de Portra 160, aún puse uno de Portra 400, que cuando hay luz suficiente disparo a un índice de exposición de 200. Y sin problemas.

Por supuesto, realizar retratos no posados sino improvisados con una Hasselblad, especialmente en interior o semiinterior, tiene su complicación. Con exposiciones de f/2,8-f/4 y 1/60 s, hay que tener mucho cuidado de conseguir enfocar con precisión. A f/2,8 la profundidad de campo es equivalente a un f/1,4 o más abierto en el formato pequeño de 24x36. Y 1/60 s es el límite para usar a mano el objetivo estándar del Hasselblad, el 80 mm (focal equivalente en 24x36, 45 mm aproximadamente). Pero en cualquier caso, es divertido.

Me despido con unas flores. Y hasta la próxima. Fue un día espléndido. Un buen principio de vacaciones.

Algunos carretes - Mju-II + Portra 400; Pentax MX + HP5Plus; Pentax MX + Kodacolor 200

Ayer recibí, de una forma un poco accidentada, los últimos carretes que mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Son una miscelánea... así que haré un breve comentario de cada uno y os pondré unas fotografías.

Olympus mju-II + Kodak Portra 400 en el Encuentro Analógico

Al encuentro analógico que celebramos hace algo más de un mes ya, además de las cámaras con carretes en blanco y negro llevé también un cámara con un carrete en color, un Kodak Portra 400. La cámara es la Olympus Mju-II, una pequeña joya de los años 90, con un objetivo excelente 35mm f/2,8, muy compacta y con protección contra el polvo y las salpicaduras. Era mi cámara de ir a esquiar. Pero te la podías llevar a cualquier parte. Desde el advenimiento de la tecnología digital la uso poco, pero debería usarla más.

Me la llevé a Nueva York,... y le estoy dando vueltas a llevármela dentro de poco menos de un mes a mis próximas vacaciones.

Os dejo algunos ejemplos

Lo cierto es que la Portra 400 se deja usar en las "malas condiciones" de luz diurna excesivamente contrastada. El único problema, que podéis ver en algún fotograma, es que la lente más externa del objetivo queda muy expuesta y sin posibilidad de poner un parasol, por lo que alguna vez se cuela alguna luz parásita si no está perfectamente limpia.

Un Ilford HP5 Plus que compré en Lucerna

Pues sí. El año pasado, en agosto, me escapé a Suiza, a Lucerna concretamente, unos días. Me llevé la Leica M2 para hacer algo de blanco y negro. Pero tuve la impresión de que iba a hacer corto con los Kodak Tri-X que me llevé de casa, y compre en Lucerna un par de carretes de Ilford HP5 Plus. No tenían Tri-X. Expuse uno. Y el otro se quedó en la nevera a la vuelta, olvidado.

Reordenando la nevera hace unas semanas me lo encontré. Así que calce la Pentax MX con el Industar-22 50/3,5 con el adaptador correspondiente, y me fui a hacer fotos el día del 1º de Mayo. Me di un paseo por el domesticado soto de La Almozara.

A falta de unas nubecillas que hiceran menos soso el cielo de un día totalmente despejado con sol y viento, la HP5 Plus agradeció que usase un filtro naranja que impidió que esos sosos cielos quedaran totalmente blanquecinos.

Lo terminé al día siguiente entre las escaleras del IAACC Pablo Serrano.

La primitiva fórmula óptica del Industar-22, una copia de un Tessar primitivo con una apertura máxima de sólo f/3,5, puso en apuros a la HP5 Plus en interiores. Pero salimos con vida del apuro.

Kodak ColorPlus 200 - la opción barata de Kodak

Salvo que busques alguna aplicación o un rendimiento muy específicos, en estos momentos la reina de las película negativas en color es la Kodak Portra 400. Podemos decir que la Portra 160 y la Ektar de Kodak pueden ofrecer mejores resultados en retrato y paisaje respectivamente. Y que la gama de Fuji también merece la pena un vistazo. Pero la versatilidad de la Portra 400, que se puede exponer sin mayores problemas con unos índices de exposición entre 50 y 800, e incluso hay quien la fuerza a 1600 alterando el tiempo de revelado, no tiene parangón. Entre 50 y 400 ofrece una calidad excelente, y usarla por defecto a IE 200 es una garantía. Pero tiene un problema. Se está poniendo muy, muy cara. E incluso está habiendo rupturas de stock que hacen que su disponibilidad sea baja. En estos momentos se encuentra a precios entre 8 y 10 euros el carrete con 36 exposiciones.

Hice un encargo a Foto-R3 hace unas semanas de químicos para revelado en blanco y negro, y cotilleé su oferta de películas en color. Y encontré la Kodak ColorPlus 200 por 2,68 euros el carrete con 36 exposiciones. La tercera parte del premio de su prima más lista. Probablemente es muy similar, si no es la misma, que la que en otras ocasiones se vende o vendía como Kodak Gold 200.

Decidí coger unos cuantos carretes, y probé el primero con la Pentax MX calzada con el "pancake" de la marca, el SMC-M 40 mm 1:2,8. Un objetivo este que uso poco, porque está claramente por debajo de cualquiera de los dos 50 mm de la marca que tengo, el SMC-A 50/2 o el SMC-M 50/1,7, o del SMC-A 35/2,8. Este objetivo se encuentra en medio de estas posibilidades... pero como estos otros objetivos son claramente mejores y más cómodos de usar... De hecho, mi opción para ir ligero suele ser el 50/2, que aunque sobresale más que el 40 mm es poco menos ligero.

Pero cuando un objetivo de su época se usa a sus aperturas óptimas, f/8 - f/11, tampoco supone mayor problema. Y me apetecía llevar poco bulto en la bolsa que uso entre semana.

Resultados...

En primer lugar, decir que más bien está expuesto a un IE de 125 que a su sensibilidad nominal de 200 ISO. Aproximadamente. Cuando los pasos de diafragma se ajustan por medios pasos, y las velocidades de obturación por pasos enteros, lo cierto es que tiene poco sentido decir si hay diferencias entre un IE 125 o 160,... o un IE 160 o 200. El error que cometemos al exponer puede comerse esa diferencia en sensibilidad. Pues nada. Aproximadamente, casi un paso de sobreexposición para este primer carrete.

No me disgusta el color que ha quedado, y eso que he la situación era de luz de sol en horas centrales del día, con algún que otro contraluz. Sin embargo, esta película tiene más grano que la Kodak Portra 400 expuesta a IE 200. Y quien sabe si también a su sensibilidad nominal de 400 ISO. Pero diablos,... cuesta la tercera parte.

Bueno. Seguiremos buscando un compromiso entre calidad y precio.

El casco antiguo de Barcelona con película negativa en color de formato medio

Comenté hace un par de semanas mi viaje a Barcelona para asistir a un taller de fotografía con cámaras de gran formato. También os conté que además de la pequeña cámara digital que uso para documentar lo cotidiana, me lleve la Leica M2 que usé con película negativa en blanco y negro, Kodak Tri-X 400, tanto para documentar el taller, como algunas escenas urbanas y paisajes en los desplazamientos al mismo. Pues bien, al día siguiente al taller, domingo, tenía previsto volver a Zaragoza pero por la tarde. Dándome la ocasión de pasear por la ciudad condal. Confiando en que la luz del otoño estuviese agradable. Y aunque llevaba siempre encima la pequeña Panasonic Lumix GM5, también llevé una cámara de medio formato con negativos en color.

Coqueto juego de tuberías que pasaban junto a la habitación del hotel.
A pesar de llevar un parasol, el objetivo de la Fuji no siempre se lleva bien con los fuertes contraluces que pueden producirse en el distrito de Ciudad Vieja de Barcelona.

La cámara que me llevé fue la Fujifilm GS645S Professional, cámara de formato medio para película en rollo tipo 120 o 220 (esta última prácticamente extinguida). En los rollos de tipo 120 ofrece 15 fotogramas de 6 x 4,5 cm (54 x 40,5 mm más bien). Si los hubiera, en los de tipo 220 se podrían obtener el doble, 30 fotogramas. Es una cámara que ya he comentado en estas páginas, que me traje de Nueva York hace dos años en un viaje a esa ciudad americana. Con posterioridad necesité ajustar el telémetro de coincidencia que no iba bien. En la actualidad funciona, aunque no está pensado para una actividad desenfrenada. Si las situaciones lo permiten enfoco por zonas, usando la escala de profundidad de campo de  su objetivo fijo de 60 mm de longitud focal, aproximadamente equivalente a un 38 mm en una cámara para película perforada de 35 mm con negativo de 24 x 36 mm. El negativo tiene una superficie 2,5 veces superior a la de este último formato.

En la calle de la Cucurulla.
Entorno de la catedral.

La película utilizada durante esta mañana fue la Kodak Portra 400, una película auténticamente polivalente, con una gran latitud de exposición, que nos ofrece unos colores muy agradables, no excesivamente saturados, suaves. También tiene un buen control del contraste, por lo que es muy adecuada para la fotografía callejera. Normalmente la uso con un índice de exposición de 200, que ofrece algo más de saturación en los colores. Pero cuando la luz falta se puede usar sin problemas con un índice de exposición equivalente a su sensibilidad nominal de 400 ISO, e incluso con un paso de subexposición, índice de exposición de 800, sin graves pérdidas. Una sobrexposición mayor no conlleva mayor problema, pero si subexponemos más, los negros y los colores se van estropeando... aunque a algunos les gusta el efecto.

Casa del Arcediano en la calle de Santa Lucía.
Calle del Forn de la Fonda.

En las horas que estuve paseando por Barcelona, lo hice sobretodo por el distrito de la Ciudad Vieja, en el Borne y el llamado Barrio Gótico de la capital catalana. He de decir que para mayor comodidad a la hora de exponer, al contrario de lo que es mi costumbre con esta película, no la ajusté a un índice de exposición de 200 sino a su sensibilidad nominal de 400 ISO. En las estrechas callejuelas barcelonesas hay momentos en los que la luz se hace escasa.

Plaza de Santa María.
Plaza del Fossar de les Moreres.

El objetivo Fujinon 60 mm f/4 tiene como veis una velocidad limitada. Esto tiene varios motivos. Por un lado, porque una luminosidad mayor incrementaría bastante su tamaño. Por otro lado, dada la menor profundidad de campo con la que trabajamos en el formato medio, luminosidades mayores obligarían a un telémetro con más base para una precisión suficiente con aperturas mayores. Hay que tener en cuenta que a f/4 este 60 mm ofrece una profundidad de campo equivalente a un f/2 a 38 mm en una cámara para el formato de 24 x 36 mm. El precio que hay que pagar es que cuando la luz escasea nos vemos pronto en dificultades. Quizá para un paseo como el de este domingo, con momentos en los que la luz llega con dificultad a las calles de la Ciudad Vieja de Barcelona, hubiera venido bien la Portra 800.

En cualquier caso, finalmente, salvo algún fotograma subexpuesto, la cosa quedó bien.

La calle del Rosic desde la calle de los Mirallers.
Calle de la Tapinería.

El principal problema que tengo con esta cámara es que si no presta mucha atención el horizonte no me queda horizontal. Y para que queden bien las fotos, salvo que el efecto sea buscado, tengo que enderezar las copias digitalizadas en el ordenador. Por lo demás, apenas están ajustadas las digitalizaciones de los negativos que he recibido de Carmencita Film Lab, donde mando revelar los negativos en color, y donde me suelen hacer un buen trabajo, con interesantes comentarios sobre cómo estaban los negativos. En alguna ocasión, algún pequeño ajuste de contraste o luminosidad. Pero poca cosa.

Y es un gusto la sensación que dejan las fotografías realizadas con un tamaño de negativo semejante. A usar más.

En pleno debate identitario e independentista, muy agobiante a veces y que está haciendo de Barcelona una ciudad menos acogedora, no por ello van a dejar de vender cutres trajes de faralaes a las niñas "guiris"... Al fin y al cabo, la "pela" es la "pela"... Y ya se sabe, "Barcelona es bona si la bolsa sona"... o algo así.

Fotografía nocturna y de interiores con una Leica M2

Un objetivo razonablemente luminoso, un carrete de negativo color ISO 400, y experiencia en velocidades de obturación bajas es todo lo que hace falta.

Siempre me ha maravillado una cosa. Hoy en día, suspiramos por cámaras fotográficas digitales con capacidad de ajustar la sensibilidad del sensor a índices de exposición (IE) bien altos. Recientemente, el mundillo de los tecnófilos fotográficos saludaban la llegada al mercado de la Nikon Df, cámara digital de aspecto retro, de la que se dice que puede ser disparada a un IE de 204.800. Como alguien dijo, diríase que el principal motivo de interés de los fotógrafos modernos son los gatos negros que rondan de noche por las carboneras con las ventanas cerradas.

El caso es que si retrocedemos en el tiempo, podemos ver fotografías realizadas por fotógrafos documentalistas en condiciones de luz realmente limitadas, a mano alzada, y en épocas donde la sensibilidad de las películas rondaba los 320 — 400 ASA (ISO en la actualidad), y que en caso de necesidad se exponían a IE uno o dos pasos por encima, forzando el revelado posterior. Es decir, prolongando el tiempo de revelado.

Una de las ventajas que se han otorgado a las cámaras telemétricas sobre las cámaras réflex es su aptitud para se disparadas a velocidades de obturación inferiores a las de estas últimas. Al no disponer de un mecanismo de espejo que puede producir trepidación de la imagen, en lugar de seguir la regla de seguridad de disparar como mínimo al inverso en segundos de la distancia focal en milímetros del objetivo, se podría disparar a velocidades más lentas. Lo anterior referido al formato estándar de película perforada de 35 mm. Así por ejemplo, con una focal de 50 mm, se recomendaría no bajar de una velocidad de obturación de 1/50 segundos en una cámara réflex, pero un fotógrafo entrenado podría obtener resultados aceptables, no trepidados, con velocidades de 1/30 a 1/15 segundos. Incluso menos para los más mañosos. Con las cámara digitales esta regla no se considera válida. Los sensores digitales perdonan menos las ligeras trepidaciones de la cámara, y habría que multiplicar por dos los valores anteriores, para todos los casos. Por tres en el caso de los sensores con más resolución espacial. Pueden bajar los valores, cuando se dispone de un mecanismo de estabilización de la imagen, bien sea acoplado en el objetivo, bien en el sensor de la cámara.

Una de mis cámaras favoritas, aunque aun no hace un año que me hice con ella, es la Leica M2. Una telemétrica fabricada en el año 1961 que es sumamente agradable de utilizar, muy precisa en su enfoque por telémetro, e idónea para entrenarse en las técnicas de nuestros ancestros para hacer fotografía documental en condiciones de luz escasa. Os cuento una experiencia con fotos.

En primer lugar os presento la cámara. Como digo, según su número de serie, está fabricada en 1961, tiene más de 50 años, pero está en un estado impecable. El objetivo que lleva habitualmente es un Carl Zeiss C Biogon 35/2,8 ZM, moderno de fabricación pero con una concepción clásica, con el que me hice para acompañar por defecto el aparato. El visor de la cámara presenta marcos para encuadrar las focales de 35, 50 y 90 mm, lo cual me conviene a mi parque de objetivos compatible con esta Leica totalmente mecánica.

Vista desde arriba se observa todo lo que se necesita para hacer fotografías. En el objetivo, una rueda para seleccionar la apertura del diafragma en tercios de paso, y una rueda de enfoque con una generosa escala de profundidades de campo, muy útil para no perder el tiempo enfocando. En el cuerpo, una rueda de selección de velocidades de obturación entre 1 y 1/1000 segundo, más posición B y la velocidad de sincronización del flash de 1/50 segundo, simbolizada por un rayito rojo. No tiene fotómetro. O se usa un fotómetro externo o se estima la exposición. Más clásico, imposible.

Aunque muchos consideran el mando de rebobinado un “coñazo” por su lentitud, a mí me parece una monada. En la actualidad se puede encontrar en la Leica MP, cámara que se puede comprar nueva, y que es básicamente como la M2, pero con fotómetro y algún refinamiento cosmético más. Su visor también admite objetivos de 28 mm de longitud focal. Pero eso puede considerarse como una ventaja o un inconveniente, según gustos. Se usa básicamente igual, pero cuesta casi siete veces más de lo que me costó a mí la M2.

Levantando la tapa trasera podemos ver las entrañas de la cámara. Esta tapa permite un enhebrado de la película más cómodo que con las cámaras de montura de rosca anteriores.

Como la experiencia que narro tiene que ver con la fotografía con luz escasa, va a llevar montado un objetivo Canon S 50/1,8 de segunda generación. Objetivos para montura de rosca M39, compatibles con las Leicas de rosca, y también con las de la serie M con tal de incluir el adaptador correspondiente. Su mecanismo de enfoque se acopla con el telémetro de coincidencia, por lo que la funcionalidad de la cámara es total.

Su calidad óptica no es tan reputada como los Leitz de su época, pero no funciona nada mal. Desde luego tiene buen rendimiento a diafragmas medios de f/5,6 y f/8, pero también se puede usar a plena abertura salvo con el sol de frente. Y tiene algunas ventajas sobre los Leitz. Por ejemplo, el ajuste del diafragma no está en la parte superior del objetivo, sino a 45º en dirección a la ventana del visor. Eso hace que cuando encuadras, por la ventana del visor puedas ver qué abertura estás usando. Con muchos Leitz, eso no pasa.

Para esta prueba de fotografía con luz ambiente escasa, bien nocturna, bien en interiores, opté por cargar la Leica M2 con un carrete de Kodak Portra 400. A partir de ahí, y puesto que sistemáticamente íbamos a encontrarnos en situaciones de luz escasa, situamos los parámetros de exposición en el diafragma más abierto, f/1,8, y con la velocidad de obturación mínima de 1/30 segundo. Si se apreciaba algo más de luminosidad, a 1/60 segundo para evitar trepidaciones. Claro que una velocidad tan lenta no puede fijar el movimiento de una persona al caminar.

La película Kodak Portra 400 tiene mucha latitud de exposición. Dejando más o menos fijos los parámetros podemos asumir que en determinados momentos estamos con una exposición correcta para un IE 400, su sensibilidad nominal, pero en ocasiones sobrexpondremos y en otras subexpondremos.

En lo que se refiere a escenas nocturnas el resultado ha sido razonablemente bueno en lo que se refiere al contraste y los colores. Sin embargo, ha habido un cierto número de imágenes trepidadas. Yo no me puedo considerar un fotógrafo ducho a la hora de disparar a mano alzada con velocidades lentas. Tampoco muy torpe, pero no puedo evitar tomas movidas, salvo si tengo tiempo para preparar el disparo.

Si las fotografías anteriores corresponden a un sábado por la tarde-noche, al día siguiente domingo fuimos a las tiendas de libros y arte del entorno del patio de las Armas, coincidiendo con el mercadillo que se celebra el segundo domingo de cada mes. Aquí, asumiendo mejor iluminación la exposición fue de f/2 y 1/60 segundo. En general, también quedaron correctamente expuestas, siendo aceptables los resultados incluso cuando se detecta que el IE fue mayor que la sensibilidad nominal de 400 ISO.

Con un poquito de entrenamiento, se pueden afinar mejor la combinación de valores de diafragma y velocidad de obturación para mejor rendimiento de la película y con menor número de tomas trepidadas. En cualquier caso, queda demostrado que no hay que tener tanta ansiedad por los IE elevados, si bien es cierto que con cámaras digitales, al necesitar velocidades de obturación más rápidas, el ISO a ajustar en la cámara necesitará ser uno o dos valores más elevados. En cualquier caso, no más de 1600 o como mucho 3200 ISO. Que ya es bastante. ¿Para qué 204.800?

Fotografía con película tradicional: bodegones y paseos

Uno de los propósitos que me he hecho para el año 2015 es el de profundizar en la fotografía de bodegones. O naturalezas muertas, como prefiráis. Tanto con cámara digital como con película tradicional. Y empecé a familiarizarme con el material y la situación durante las vacaciones de fin de año.

En principio, sin complicarme la vida con la iluminación. Todavía no me considero adecuadamente equipado para la iluminación artificial. Tengo algún flash y esas cosas, pero poco más. Estoy mirando qué equipo sencillo y no muy caro, pero eficaz, puedo reunir para hacer mis cositas en casa. Así que de momento, me fui familiarizando con el material utilizando una ventana orientada al norte, luz suave garantizada, y una cartulina blanca como reflector.

En la fotografía anterior podéis ver algunos de los elementos usado. Una tela blanca como fondo, algunas piezas de verduras y hortalizas, algún bote de conserva, un fotómetro de mano, la cartulina blanca, y la ventana que no se ve, pero se intuye. Obsérvese la cortina recogida al fondo.

¿Un fotómetro de mano? ¿Y qué es eso o para qué?, se preguntarán quienes se han iniciado en la fotografía en la época digital. Pues porque las pruebas que he realizado durante las pasadas fiestas han sido con cámaras para película tradicional. Bien sea la Pentax MX, para película de 35 mm, o la Hasselblad 503CX, de formato medio. La primera lleva un fotómetro incorporado. La segunda, no.

Aquí podéis ver el equipo Hasselblad con el Planar 80/2,8 montado en la cámara (equivale a una focal estándar), un Distagon 50/4 plateado (equivale a un gran angular) y un Sonnar 150/4 negro (equivale a un teleobjetivo corto). No aparecen en la fotografía dos tubos de extensión de 10 y 21 mm, utilizados para acortar la distancia de enfoque y permitir una mayor aproximación al sujeto. Dado el tamaño de los objetos fotografiados, no hablaremos de fotografía macro sino de fotografía de aproximación.

Todas las fotografías que se muestran se tomaron con alguna de las siguientes películas. Las de la Pentax MX se reconocen por su formato rectangular, y fueron realizadas con película en color Kodak Portra 160. Las de la Hasselblad se reconocen por su formato cuadrado, y fueron realizadas con película en blanco y negro Kodak Tri-X o película en color Kodak Portra 400.

Las fotografías las muestro tal y como me han llegado del laboratorio escaneadas. Algunas tienen algo de corrección del equilibrio de color, y puede haber ligeros recortes para enderezar alguno de los fotogramas, pero lo justo. Están reveladas y escaneadas en CARMENCITA FILM LAB.

Pasemos a los resultados.

Bueno, es un principio. Lo más complejo, a priori es medir correctamente la luz y el contraste. En la escena planteada, y con la iluminación natural de la ventana y la ayuda de la cartulina blanca, el contraste ha sido relativamente fácil de controlar. Y el pequeño GOSSEN DIGISIX que me acompaña ya desde hace un buen puñado de años es apto para medir ambos. Si se sabe manejar, claro.

Pero la fiestas de fin de año aun dieron para algo más, y en alguno de los pocos días en los que Zaragoza no se vio cubierta por un triste niebla, saqué a pasear ambas cámaras, de lo cual os dejo testimonio a continuación.